En las dehesas y claros del bosque, se van sucediendo las carreras, peleas y escarceos, intentando conseguir que ningún macho robe hembras a los que con mucha paciencia y valentía han conseguido formar un harén. Las primeras luces del día y las últimas de la tarde son las mejores horas para poder disfrutar del sonido y la fotografía de la “berrea del Ciervo”, de la vida íntima de este gran herbívoro, que a lo largo de un mes crea la banda sonora del monte mediterráneo.